Foto derecha (realizada hace tres años):Pareja de abejarucos en pleno cortejo, el macho entrega un aperitivo a la hembra en prueba de su amor tras cientos de kilómetros de migración y regreso a su hogar, un tramo del río Dílar, su lugar de cría
Foto izquierda (realizada hoy):
Mismo lugar, la colonia de cría , una terrera natural de decenas de metros de largo con muchas galerías-nido, ha desaperecido bajo toneladas de piedra y grava para intentar domesticar a un río que, curiosamente, rara vez lleva agua.
Este año, tras la fatiga del viaje, estas bellezas emplumadas se van a llevar un disgusto al volver a casa.
Hola y adiós pájaro arcoiris.