
Bernard Magnouloux tardó aproximadamente cinco años en dar la vuelta al mundo a lomos de "Rocinante", su bici, a principios de los noventa leí su aventura y me me dejo tocado, por aquel entonces yo ya llevaba algunos cientos de kms en mi "Burra", que nunca me ha servido para entrenar (no me considero deportista), sino para descubrir lugares y empaparme tranquilamente de paisajes.
La semana pasada pude saborear otro rincón sobre dos ruedas, El Confital y la Isleta en las Palmas, un reducto natural rodeado por la ciudad, donde se pueden observar a los cernícalos, los vuelvepiedras y otras aves costeras, además de la fuerza oceánica rompiendo sobre las rocas. Un entorno sobre el que, según tengo entendido, ha planeado más de una vez el fantasma de la especulación, esperemos que eso nunca suceda.
1 comentario:
que razón que tienes! para descubrir lugares. cuando llegas a un lugar en bicicleta ese mismo lugar sabe distinto, verdad?. Un saludo Nono, no sabia que tenias blog.
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